Los bancos centrales están explorando las monedas digitales de los bancos centrales, o CBDC.

A CBDC es una moneda digital emitida y controlada por un banco central. Se diferencia de otras formas de moneda digital en que estaría respaldada por las reservas del banco central.

Hay varias formas de explorar la idea de un CBDC, pero el objetivo es crear un sistema de pagos más eficiente para consumidores y empresas. Un CBDC también podría ayudar a estabilizar el sistema financiero en tiempos de crisis, proporcionando liquidez a los bancos comerciales en periodos de tensión.

Los bancos centrales están estudiando la posibilidad de lanzar su propia moneda digital (CBDC) para complementar el efectivo que proporcionan actualmente, según un nuevo informe de Bloomberg.

El informe dice que los bancos centrales de Singapur, Suecia y Canadá están a la cabeza de esta evolución. El Banco de Japón también lo ha considerado, pero aún no ha tomado ninguna medida.

La idea es que una CBDC sería una versión digital del dinero en efectivo que podría utilizarse para los pagos de particulares o empresas. Estaría respaldada por depósitos en bancos comerciales, lo que la haría más segura que otras criptodivisas como bitcoin y etéreo.

La idea es que un CBDC sea más seguro y estable que otras formas de dinero digital, como por ejemplo bitcoin y éter.

Sin embargo, las CBDC no son completamente anónimas: todavía necesitan estar vinculadas a una identidad para poder realizar transacciones.

En algunos países en los que existe un alto nivel de corrupción o de malversación de fondos por parte de los funcionarios públicos, los CBDC pueden tener ventajas sobre el dinero en efectivo a la hora de luchar contra la delincuencia y el terrorismo; sin embargo, también pueden tener desventajas si no están debidamente regulados por las autoridades.

Las CBDC tienen su origen en la crisis financiera mundial de 2008, cuando muchos bancos no pudieron proporcionar fondos a los clientes que los querían. Los bancos tampoco pudieron conceder préstamos debido a la congelación de los mercados de crédito y a la falta de liquidez. Con las monedas fiduciarias tradicionales, como el dólar o el euro, los bancos centrales pueden actuar como prestamistas de última instancia, pero con las criptomonedas, como el bitcoin, no hay ninguna autoridad central que pueda actuar de este modo.

Por ello, muchos economistas piensan que si las criptomonedas se adoptaran de forma generalizada, podrían provocar otra crisis financiera similar a la que vivimos hace 10 años, porque no habría forma de que los gobiernos o las empresas privadas proporcionaran liquidez durante una recesión económica sin hundir el mercado por completo.

Los bancos centrales están explorando las CBDC porque quieren mantener el control sobre su política monetaria y mantener estable la oferta de dinero. También quieren evitar que la gente utilice criptomonedas en lugar de dinero fiduciario.

Hace años que se habla de los CBDC y todavía no hay consenso sobre cómo deben aplicarse exactamente y cuál debe ser su finalidad.

La historia:

El primer CBDC fue emitido por el gobierno de EE.UU. durante la Gran Depresión en 1933, cuando comenzó a emitir certificados de plata para ayudar a mitigar los efectos de la deflación y dar a la gente más poder adquisitivo. Estos certificados podían canjearse por dólares de plata en cualquier momento, pero finalmente se dejaron de emitir debido a la preocupación por su uso como herramienta inflacionista, es decir, porque la gente los habría gastado rápidamente en lugar de ahorrarlos.

La historia de las CBDC también se remonta a 1964, cuando la Junta de la Reserva Federal de Estados Unidos publicó un documento sobre el dinero electrónico. El primer uso real de esta tecnología se vio en 2009, cuando el Banco de Inglaterra empezó a explorar su potencial para crear una moneda electrónica llamada RSCoin.

En 2011, el Banco de Inglaterra anunció que estaba estudiando la posibilidad de emitir su propia moneda digital para mejorar la eficiencia y reducir los costes. Esto siguió a anuncios similares de otros bancos centrales de todo el mundo. En 2015, el Riksbank de Suecia anunció sus planes de emitir su propia moneda digital, denominada «e-krona», que permitiría a los ciudadanos realizar pagos instantáneos mediante teléfonos inteligentes u ordenadores en cualquier lugar de Suecia.

En 2016, el Banco Popular de China publicó un informe sobre los CBDC en el que se analizaban cuestiones como los riesgos de aplicación y las ventajas de utilizar los CBDC frente al efectivo o las tarjetas de crédito; sin embargo, no había detalles concretos sobre cuándo o si China introduciría dichos

En los últimos años, ha habido un creciente interés en los CBDC entre los banqueros centrales y los reguladores de todo el mundo. Solo en 2019, el tema se debatió en conferencias en Estados Unidos, Canadá y Alemania.

Una de las principales razones por las que se están estudiando las CBDC es porque ofrecen muchas ventajas potenciales tanto a los consumidores como a las empresas. Por ejemplo, podrían dar a los usuarios un mayor control sobre su dinero.

Las ventajas de los CBDC son, entre otras, las siguientes

-La principal ventaja es que sería más fácil para los bancos centrales prestar servicios financieros y realizar pagos a particulares y empresas. Esto podría incluir la emisión de préstamos, la realización de pagos entre cuentas de diferentes bancos o incluso el pago a proveedores y empleados.

– Los CBDC podrían contribuir a reducir las actividades de alto riesgo, como el blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo, al permitir a las autoridades una mayor supervisión de las transacciones que la que tienen ahora con las operaciones en efectivo. Esto también podría ayudar a prevenir el fraude porque todas las transacciones serían rastreables.

– También puede ser más fácil para los bancos centrales intervenir en tiempos de crisis, como cuando hay una corrida de depósitos por parte de los depositantes que temen perder sus ahorros si su banco quiebra debido a la insolvencia o a los procedimientos de quiebra (liquidez) o cuando no hay suficiente liquidez en el sistema financiero de una economía debido a problemas de disponibilidad de crédito (adecuación del capital).

– Pueden utilizarse como medio de cambio en el punto de venta como cualquier otra moneda.

– Pueden utilizarse para las remesas internacionales a un coste menor que los métodos tradicionales, ya que no existe el riesgo de cambio que supone convertirlas primero en otra moneda antes de realizar los pagos en el extranjero.

– Podrían facilitar a los bancos centrales la aplicación de la política monetaria al proporcionar acceso inmediato a datos en tiempo real sobre la actividad económica en diferentes regiones del país o incluso a nivel mundial (por ejemplo, los tipos de interés de los préstamos o depósitos). Esto podría ayudar a reducir los desequilibrios macroeconómicos entre regiones, que tradicionalmente han sido un problema al depender del efectivo físico en lugar de los pagos digitales, debido a los altos costes de transacción asociados a la recopilación de información de cada sucursal bancaria (por ejemplo, los cheques de nómina).

– Los consumidores tendrían acceso a su dinero 24 horas al día, 7 días a la semana, independientemente del lugar del mundo en el que se encuentren; esto significa que podrían recibir sus salarios directamente en sus cuentas bancarias aunque estuvieran de viaje en el extranjero o trabajando en una remota plataforma petrolífera en medio de la nada. Lo mismo ocurre con las empresas: podrán pagar a sus proveedores sin tener que preocuparse por las comisiones de demora u otros problemas relacionados con la transferencia de fondos a través de las fronteras.

– Los CBDC podrían reducir drásticamente los costes de las transacciones para los consumidores y las empresas, porque ya no habría necesidad de recurrir a terceros (como los bancos) a la hora de realizar los pagos; ¡esto significa que quedaría más dinero después de pagar deudas como tarjetas de crédito o préstamos!

Los bancos centrales llevan tiempo explorando la posibilidad de emitir moneda digital de banco central (CBDC). De hecho, ya están tanteando el terreno con sus propias blockchains y criptomonedas privadas. Sin embargo, las CBDC presentan algunos inconvenientes que podrían impedir que se conviertan en algo habitual en breve.

La primera desventaja importante es que la tecnología que hay detrás de los CBDC no está todavía lo suficientemente avanzada como para gestionar el gran volumen de transacciones que supondría su adopción generalizada. También hay preocupaciones sobre la seguridad, la privacidad y la transparencia.

Una de las principales desventajas es que los bancos centrales necesitarían mucho tiempo para desarrollar sus propias monedas digitales y educar a los consumidores sobre ellas, lo que podría llevar años o incluso décadas. Otra desventaja es que las monedas digitales podrían no satisfacer las necesidades y expectativas de todos los consumidores, ya que probablemente se diseñarán en torno a productos o servicios específicos en lugar de ser de uso general como las formas tradicionales de dinero.

Además, existe la preocupación de cómo estas monedas digitales serán reguladas por los gobiernos y qué impacto podrían tener en los sistemas existentes, como los bancos o las tarjetas de crédito.

Para garantizar su propia estabilidad en caso de crisis financiera, un banco central necesita poder imprimir dinero cuando sea necesario sin tener que preocuparse por inflación o deflación. Una forma de hacerlo es a través de la banca de reserva fraccionaria -esencialmente creando más dinero del que realmente hay disponible en cuentas de ahorro o reservas de efectivo-, pero esta práctica conlleva sus propios riesgos.

Otra opción es que un banco central emita su propia moneda digital (CBDC). Esto le permitiría tener un mayor control sobre la cantidad de dinero que puede crear sin tener que depender de las prácticas bancarias de reserva fraccionaria, que podrían llevar a un «camino inflacionario» en el que los precios suben porque se imprimió más dinero del que necesitaban los consumidores que lo querían.

La mayor desventaja de un CBDC es que eliminaría la necesidad de que los consumidores utilizaran dinero en efectivo u otro tipo de dinero físico para realizar transacciones. Si todo el mundo utilizara monedas digitales, los bancos centrales ya no podrían imprimir billetes y monedas físicas, lo que podría tener consecuencias negativas para sus economías. Si la gente pierde la confianza en sus monedas respaldadas por el gobierno (como el dólar), entonces podrían empezar a utilizar otras formas de pago en su lugar, como las criptomonedas como el Bitcoin.

Aunque todavía hay muchas preguntas sin respuesta sobre si la emisión de un CBDC beneficiaría realmente a la economía -y si sería seguro-, es importante señalar que esta tecnología podría proporcionar otros beneficios más allá de la política monetaria y la estabilidad financiera:

-Podría aumentar la eficiencia en el procesamiento de los pagos, ya que las transacciones se producirían en tiempo real en lugar de tardar días o semanas como ahora, debido a los retrasos en la transferencia de fondos entre cuentas de diferentes instituciones (por ejemplo, bancos).

Aunque la Cbdc es una plataforma prometedora, tiene algunas limitaciones. Por ejemplo, es difícil utilizar el Cbdc para ejecutar grandes transacciones debido a su alta latencia. Además, la versión actual del protocolo sólo puede procesar mensajes en lotes de hasta 50 transacciones a la vez. Esto significa que si un usuario quiere enviar varias transacciones a la vez, tendrá que hacerlo en lotes separados.

Estas limitaciones se están abordando en nuevas versiones del protocolo que están desarrollando investigadores de la Universidad de Stanford y otras instituciones. Por ejemplo, una de las soluciones que se están estudiando se llama «cadenas laterales federadas», en las que se pueden conectar varios blockchains para formar una gran red. Esto permitiría a los usuarios enviar varias transacciones simultáneamente a través de varios blockchains sin tener que esperar a que todas se procesen antes de enviar otro lote de transacciones.

Los Bancos Centrales del mundo llevan años explorando el potencial de las Cbdc, pero esta tecnología aún tiene muchas limitaciones.

En primer lugar, existe una falta de confianza en el sistema debido a su relativa novedad y a la falta de adopción generalizada. Además, no se sabe cómo funciona y qué problemas puede plantear su uso.

En segundo lugar, las Cbdc aún no son lo suficientemente escalables como para ser utilizadas por un gran número de personas o empresas. Requieren grandes cantidades de potencia de cálculo y electricidad para funcionar, lo que puede ser difícil de encontrar cuando todavía no hay mucha gente que las utilice.

En tercer lugar, existen dudas sobre la seguridad real de los Cbdc a la hora de almacenar datos sensibles como criptomoneda carteras o números de la seguridad social. Estas preocupaciones incluyen ataques de hacking/phishing que podrían exponer información privada a personas malintencionadas o incluso destruir por completo su identidad digital.

Por último, existe la preocupación de si las Cbdc podrán o no sustituir a la moneda física; algunos sostienen que el dinero en efectivo no va a desaparecer pronto porque la gente sigue prefiriendo tener algo tangible en sus manos en lugar de confiar en un algoritmo ¡con su dinero!

La conclusión es que los Cbdc son una herramienta útil para los bancos centrales a la hora de dirigir la política monetaria.

Los Cbdc se han utilizado con éxito en algunos países, pero no en otros, y las razones del éxito o fracaso de la moneda varían en función de la situación económica de cada país. Los factores más importantes parecen ser si hay otras monedas que compiten con la Cbdc y si hay un aumento de la inversión provocado por la introducción de una nueva moneda.

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Natasha Dean

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